No hay poses ni protocolo que plastifiquen el amor, cuando lo sienten dos se proyecta "sin querer queriendo" en todos los espacios. Se contagia, se desdobla para volverse mirada, risa franca y hasta lágrima! Alcanza para todos, se ajusta, perdona, guerrea, espera y se impacienta...Renace, negocia y se casa, sí el amor se casa con la gente, incluyendo a este par de Mochileros! Tenía miedo de una boda aburrida, seca y sin sazón, ataviada de rituales repetidos y de que el novio tan arraigado a su libertad (como yo) saliera co rriendo sin dejar rastro! Lo cierto es que nada de lo que temía sucedió, al contrario, fueron horas de entrega total al placer de celebrar como Dios manda y con nuestros íntimos afectos la decisión de convertirnos en ESPOSOS! Por ser un momento tan especial he querido recrearlo y compartir esta entrada con la prosa desnuda y lúcida del caballero con el que hora comparto camino: Israel <3 Ensalada de sentimientos y buqué, piel sensible a las emociones